

Fue asomarse al mundo de Quinquela y quedar atrapado. Una suerte de perfecto guión ambientado en un tiempo y geografía únicos, en un momento bisagra de la historia de nuestro país. La Boca como puerta de entrada de una incesante inmigración que poblaba los conventillos de idiomas, nuevas ideas y remotas tradiciones. Cientos de trabajadores organizados en mutuales, asociaciones y sindicatos donde proliferaban bibliotecas, academias, teatros y publicaciones. Ideales políticos, causas religiosas y el arte entremezclado en la vida cotidiana fueron el caldo de cultivo de una historia única: la de un hijo dilecto.
La parábola del niño abandonado, la del que descubre su talento entre bolsas de carbón. Un joven que no fue ajeno a las tensiones sociales de su época, que participa, se compromete. El arte lo descubre y lo reconoce, primero en su tierra, luego en el mundo. Pero él vuelve. Siempre vuelve a su barrio, al encuentro los suyos. Y cuando llega la bonanza económica ayuda a su padres y amigos, a propios y extraños. Para La Boca un derroche solidario, para él una vida austera. Tan increíble y reconocido fue su arte, como su capacidad de reunir y congregar. Un imán para las causas nobles de su barrio, en clave de encuentro, de fiesta. Quinquela vivió con sofisticada simpleza. Su vida ilumina.
ASOCIACIÓN CIVIL RUMBO SUR


Al hombre le faltaban dos años para cumplir 60. Pero se le hacía cuento el paso del tiempo (el tiempo no pasaba en su espíritu), y acaso todavía tenía muy frescas las imágenes y sentimientos del día en que, más de medio siglo atrás, había llegado (por fin) a un hogar, a una familia, a un barrio. Desde entonces, para él hogar, familia y barrio siempre iban a ser lo mismo. El hombre conservaba la mirada aguda y algo triste de aquel niño desprotegido que había transcurrido sus primeros años en la Casa de Niños Expósitos, y brillaba también en sus ojos el asombro y el deslumbramiento que a primera vista lo habían enamorado de La Boca.

Bohemia, honorable…, así se titula el capítulo de uno de los 52 biblioratos del archivo personal de Benito Quinquela Martín, libros colmados de anécdotas, notas periodísticas, fotos y demás material acopiado y perfectamente organizado que le permitía a Quinquela dejar documentada y escribir de algún modo, su historia y la de su barrio.
La Boca del riachuelo de principios de siglo XX se caracterizó por un fuerte carácter artístico y bohemio. Carnavales, banquetes, conciertos, exposiciones y delirantes celebraciones eran parte del paisaje cotidiano del barrio donde los artistas desafiaban con ironía los órdenes establecidos. La figura de Benito Quinquela Martín, junto a otros colegas pintores y músicos como Juan de Dios Filiberto, fueron claves en este contexto.

El Ateneo Popular de La Boca se funda a fines de la década del veinte y a través de sus múltiples actividades se transforma en uno de los ejes fundamentales de la vida cultural, social y política del barrio. A partir de la iniciativa de un grupo de jóvenes nucleados en torno al periódico Ideas, liderados por el historiador y periodista Antonio Bucich, la institución se constituye en un espacio abierto a la comunidad. Con el objetivo de fomentar el desarrollo de las artes, ciencias y letras, promover la educación y el estímulo a las jóvenes vocaciones; se consolida el perfil del Ateneo como un espacio abierto al diálogo, donde se cultiva la memoria y el desarrollo de la identidad nacional.

Fundada la tarde del sábado 23 de Marzo de 1940, en el estudio de Fortunato Lacámera, junto a José Luis Menghi, Pascual Ragno, Mateo Scagliarini, Antonio Carotenuto, Carlos Porteiro, Alejandro Frecero, Arturo Maresca y José Pugliese. Situado en la Vuelta de Rocha, en el primer piso del famoso caserón Cichero, en Pedro de Mendoza 2087. A la semana ya eran 30 socios, por lo que se decidió alquilar un local -en cuanto dispusieran de los fondos- como sede social para poder cumplir con los objetivos fijados en el acta fundacional: realizar exposiciones y brindar conferencias culturales, conciertos, dar clases gratuitas para la enseñanza de dibujo, pintura, artes decorativas, editar un periódico como órgano oficial de la agrupación, el mantenimiento de una biblioteca pública de arte, etc.